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El secreto para encontrar la camiseta blanca perfecta
No te puedes imaginar la cantidad de veces que he recibido un correo de una nueva marca asegurando haber «perfeccionado» la camiseta. Siempre es la misma historia: «Probamos todas las marcas más conocidas y no encontramos el ajuste, el acabado, la comodidad o la calidad que queríamos, así que decidimos hacerla nosotros mismos». Pero estamos hablando de una simple camiseta… ¿Tan difícil puede ser?
La buena noticia es que vivimos en una edad dorada de la camiseta, y todo empezó en 2022 con la llegada de The Bear. En cuanto Carmy Berzatto, interpretado por Jeremy Allen White, apareció con su aire atormentado de chef musculoso enfundado en una camiseta blanca de cuello redondo de la firma alemana Merz b. Schwanen, el mundo de la moda masculina entró en ebullición, replanteando por completo lo que significaba llevar una camiseta. Dejó de ser una prenda básica de algodón para convertirse en un artículo de lujo con historia artesanal, algo en lo que merecía la pena invertir. Un símbolo de buen gusto. «¿Que compras tus camisetas en el Target? Ay, ay, ay…»
Se dice que la camiseta nació como ropa interior de una sola pieza que los marineros de la Marina estadounidense cortaron por la cintura para obtener una parte superior y otra inferior, ganando así en flexibilidad. Esto ocurrió a principios del siglo XX, y no tardó mucho en que la Marina adoptara la camiseta como parte oficial de su uniforme. Con ello ganó cierta credibilidad de clase trabajadora, pero no fue hasta que actores como Marlon Brando, Steve McQueen o James Dean empezaron a llevar la camiseta como tal, simplemente como camiseta, cuando pasó a formar parte de la corriente principal.
Setenta años después, la camiseta es omnipresente, pero no todas son iguales. Como ocurre con cualquier prenda, las de mayor calidad cuestan más, duran más y conservan mejor su forma con el paso del tiempo (en términos generales). Según tus gustos y el uso que quieras dar a tus camisetas, una vez que te adentras en el universo casi infinito de la camiseta, tiene sentido gastar más —a veces mucho más— de lo habitual. Aquí tienes una guía para comprar la camiseta perfecta.
¿Cuánto deberías gastar?
Pongamos como ejemplo la camiseta que hizo famoso Carmy. Fabricada en Alemania, el modelo 215 classic-fit de Merz b. Schwanen incorpora varios detalles que la distinguen de una camiseta corriente. Para empezar, el tejido está hecho de algodón orgánico tejido en un telar circular centenario, lo que crea un tubo de tela en lugar de una lámina. Esos tubos forman el cuerpo de la camiseta, lo que significa que no tiene costuras laterales, algo que supuestamente la hace más cómoda y con un mejor ajuste. (Además, el tejido se teje en horizontal, de manera que la trama rodea el cuerpo en vez de ir de arriba abajo). Bajo la axila incluye un triángulo de refuerzo para mejorar la movilidad y el ajuste, y con un peso de 7,2 onzas por yarda cuadrada, el tejido es de grosor medio y se irá suavizando, como ocurre con la tela vaquera, tras varios lavados. (Lo más probable es que encoja un poco la primera vez que la metas en la lavadora).
¿Merece la pena pagar 100 euros? Pues bien, se puede gastar bastante más en una camiseta: los modelos de algodón loopwheel de la marca japonesa Freewheelers & Co. cuestan 150 euros, y una camiseta básica de algodón de The Row alcanza los 640 euros. Si te atrae ese aire a lo Brando, de estibador melancólico con camiseta blanca, entonces sí, la Merz b. es una apuesta segura. (Aunque también recomendaría una suscripción al gimnasio). Eso sí, hay alternativas más económicas.
¿Cuáles son los elementos básicos de una camiseta excelente?
La información mínima que necesitas saber al comprar una camiseta es de qué está hecha. Lo ideal es que sea 100 % algodón o, según el acabado que busques, una mezcla de algodón con otras fibras naturales, como lino o cachemira. Si en la etiqueta aparece “nylon”, “acrílico”, “poliéster” o similares, conviene pensárselo dos veces. Esos tejidos sintéticos alargarán la vida de la prenda (como suele ocurrir con los plásticos), pero también garantizan una pérdida en calidad y comodidad. Siempre que puedas, busca “algodón de fibra larga”, la mejor versión de esta materia prima. La firma sueca Asket, con conciencia ecológica, lo utiliza en sus camisetas esenciales (45 euros), al igual que la marca británica Sunspel (110 euros).
También hay que tener en cuenta el cuello, tanto en la forma como en la construcción. Personalmente, soy partidario del clásico cuello redondo, aunque una camiseta de cuello en V puede ser aceptable en la situación adecuada. Funciona mejor como prenda interior, ya que la forma en V se nota menos bajo una camisa, y también puede quedar bien con una chaqueta o americana. Pero llevar una camiseta de cuello en V sin más puede resultar un poco soso, casi como algo que se pondría un personaje masculino en una comedia romántica de los 2000. (No es buena señal).
Todas las camisetas que he mencionado hasta ahora llevan cuello de canalé, y eso es lo que deberías buscar si no quieres que se deforme tras unos cuantos lavados (lo que en jerga se llama “cuello de bacon”). De hecho, el cuello es quizá el indicador más claro de la calidad de una camiseta: si se nota firme y bien hecho, lo más probable es que el resto de la prenda también lo sea.
¿Cómo debe quedar? ¿De qué color debe ser?
Hasta ahora no he hablado del ajuste, y al final es ahí donde realmente se toma la decisión. Puede que quieras una camiseta ceñida, con mangas cortas y un bajo que apenas roce la cintura (como la de Carmy). O quizá prefieras, como muchos jóvenes en TikTok, un corte cuadrado, con cuello más amplio y hombros caídos que hagan que las mangas cubran hasta los codos. La gente parece volverse loca con la Airism de Uniqlo, diseñada en colaboración con el francés Christophe Lemaire. Es amplia, de estilo sobredimensionado, resistente a las arrugas y pensada para repeler el sudor, lo que la hace muy práctica para el día a día. Pero solo tiene un 53 % de algodón y lleva algo llamado “elastomultiéster”, que no es biodegradable.
Las camisetas estampadas son ya cuestión de gustos. Probablemente lo digo sobre todo, pero aquí creo que la clave es la atemporalidad: cualquier diseño con mucha marca, mensaje pasajero o guiño de moda (¿recuerdas aquello de “Vote for Pedro”?) acabará en la zona olvidada de tu armario. Dicho esto, el mercado vintage está lleno de camisetas estampadas estupendas —merchandising de restaurantes antiguos, equipos deportivos universitarios, etc.—, cuyo atractivo reside en ese aire de pieza con historia, igual que un buen gorro de béisbol o una corbata antigua. ¿Te pondrías una Dartmouth Track & Field recién comprada? Puede que sí, pero nunca tendría el mismo encanto que una encontrada en Goodwill (similar a Humana) o heredada de tu padre.
El color es otro tema que divide opiniones. Para mí no hay nada que supere a una camiseta blanca en cualquier situación, aunque reconozco que a veces me dejo tentar por los tonos pastel o por la clásica raya marinera. Si lo tuyo es el color, intenta buscar una prenda teñida en prenda (garment-dyed), ya que con el tiempo se desgastará y envejecerá como un vaquero (en el buen sentido). Eso sí, evita lo demasiado apagado o lo excesivamente chillón: nadie quiere que describan su estilo con ninguno de esos adjetivos.
En definitiva, mantén la sencillez y compra la mejor calidad que te puedas permitir. Yo prefiero una camiseta de algodón más ligera (así me sirve tanto de prenda interior como para llevar sola), en un color liso, una talla más para que quede algo más suelta (pero sin llegar a ser oversize). A la larga, no hay que obsesionarse. Al fin y al cabo, es solo una camiseta.