Darnauchans: Canciones con Historia en Bar Ducon

 

Darnauchans
Darnauchans – Canciones con historia – Gonzalo Deniz – Marcelo Rodriguez – Sala DUCON – julio 2025 – Foto Rossana Gaudioso

La convocatoria para el jueves 24 tuvo tanto éxito que tuvieron que crear una nueva fecha, el viernes 25 a las 21 horas en Bar Ducon.

La sala nos recibe con una grabación de un espectáculo en vivo de Darnauchans, donde se escuchan aplausos; y la proyección de una serie de fotos, muchas de ellas de origen familiar, íntimo, y otras de ensayos o espectáculos del artista tacuaremboense.

Estas fotos pueden encontrarse en el libro “Darnauchans: entre el cuervo y el ángel” una reedición de la investigación de Marcelo Rodríguez Arcidíaco que se encuentra a la venta en el hall de la sala.

La puesta en escena es austera: dos sillas, dos atriles discretamente iluminados, un cajón en el medio donde apoyan sus bebidas (hay barra a un costado del escenario) y una iluminación muy sutil que deja al público prácticamente a oscuras. No hay micrófonos, será una presentación acústica, en tiempos digitales.

Comienza el show con una grabación del propio Darno mientras el autor Marcelo Rodríguez y el artista Gonzalo Deniz se presentan en el escenario. Este último comienza a puntear su guitarra y hasta tararea al final de la canción, sobre la grabación. Marcelo nos cuenta que se trata de la primera obra que Eduardo compuso, dedicada a su madre, y que con ella se presentó a un concurso en Tacuarembó.

La propuesta es escuchar algunas canciones en versión de Gonzalo Deniz, intercaladas por la lectura de algunos párrafos del libro anteriormente mencionado, por su propio autor.

Cada vez que finaliza una canción, Rodríguez comienza su relato, de una forma muy natural, muy didáctica, sin dar tiempo a que surjan tímidos aplausos.

Deniz se apoya en el Cancionero del Tump que trae letra y música de las canciones, con indicaciones técnicas sobre cómo tocarlas. Aunque no siempre sigue esas indicaciones.

Los relatos hablan de la vida de Eduardo, anécdotas de su familia, niñez y juventud. Nos trasladamos a mediados del siglo XX, a Tacuarembó y sentimos el aire, el polvo, los perfumes de aquella época. Conocemos los comienzos del cantautor, sus inspiraciones, sus relaciones sentimentales y afectivas. Pero no hay nada solemne, al contrario, hay humor y hasta algo de “periodismo deportivo” en un país en que todo está atravesado por la pelota de fútbol.

El clima personal y la oscuridad inhibe a que se saquen fotos y videos, sólo algunos atrevidos osamos registrar brevemente, tratando de no romper la atmósfera intimista.

Las canciones se disfrutan nota a nota, y también los detalles de la investigación de Rodríguez que tuvo que contactar varias fuentes de información para corroborar anécdotas, reforzar datos, conocer otras perspectivas de los acontecimientos.

La calidez en la lectura de Marcelo, la picardía en su tono y mirada hacen que queramos saber más, podríamos estar horas escuchando anécdotas de esa vida tan rica y asimismo tan trágica.

A su vez la interpretación de Gonzalo es tan sensible, que nos lleva a imaginar esos momentos de la composición o de la grabación, con historias traídas por los compañeros músicos o incluso los propios ingenieros de sonido.

Un sorbo de cerveza al término de una canción es aprovechado por el público que no aguanta las ganas de aplaudir, que rompe ese “silencio de misa” que logramos crear y que sólo “las palabras como avispas logran herir”.

Sobre el final ambos protagonistas, Marcelo y Gonzalo dialogan, se pisan con la palabra, somos testigos de una interacción privilegiada.

Antes de terminar, agradecen a la concurrencia: el respeto, el silencio que fue buscado y disfrutado. Agradecen también a María Viola que junto a Deniz participan del proyecto El no viento de la luna, un álbum homenaje con canciones del Darno y nos despedimos sin bises, sólo con un cerrado aplauso y la sensación de haber vivido un maravilloso instante de belleza.

 

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