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Corpcore u Officecore, por qué vestir de oficinista serio se ha puesto (otra vez) de moda
La calle ha hablado: la moda actual cambia de rumbo y deja atrás el streetwear para abrazar lo que muchos ya han bautizado como Corpcore u Officecore. Si bien es cierto que el chándal y las zapatillas no desaparecerán del todo –puesto que han sido las piezas definitorias de la moda de los últimos años–, sí es verdad que cada vez más los trajes de chaqueta –especialmente los de americana cruzada–, las camisas blancas, las corbatas y hasta las gafas de vista han ido aumentando su presencia en las pasarelas y, por extensión, en la calle, volviendo a recuperar esa imagen que navega entre la erótica del poder y la intelectualidad.
Basta hacer un repaso de las últimas propuestas de las principales marcas de lujo para evidenciar este hecho. Aunque en el caso de las líneas femeninas de estas firmas de moda el Corpcore u Officecore ya era una tendencias desde principios de año, son ahora las divisiones masculinas las que subrayan esta querencia por vestir como magnates del más profundo Wall Street. Lo hemos visto de la manera más evidente en el Saint Laurent de Anthony Vacarrello, que ha pasado de sus sensuales siluetas escotadas y las grandes lazadas del invierno pasado a los trajes cruzados de hombros poderosos y las corbatas bien ajustadas para el 2024. No es la única, a la maison se unen otros nombres de la industria como AMI, Fendi, Gucci, Rhude, Loewe o Prada, por mencionar algunos, que han sacado sus galas más formales para cautivar a las nuevas generaciones y reafirmar a las veteranas. Un regreso a los tonos neutros y al uniforme de oficina más pragmático que comienza a solidificarse en la calle.
Saint Laurent otoño / invierno 2024 – 2025.Cortesía de Saint Laurent
La pasarela es quizá la prueba más evidente y tangible de esta tendencia formal. Sin embargo, también hay datos que abalan el intercambio entre streetwear y corpcore. Según el último informe de la plataforma de reventa The RealReal, las ventas interanuales de marcas de ropa urbana diminuyeron de manera significativa, entre ellas, Supreme cayó un 25%, mientras que Off-White acusó el descenso hasta un 34% y Nike Jordan de un 35%. Frente a ello, las ventas de prendas vintage de marcas reconocidas por su vestimenta formal se dispararon. Algunos ejemplos de ello son Gianfranco Ferré, cuyas ventas crecieron un 270%, Donna Karan con un 216% o St. John con 163%. No son las únicas. Aunque de manera más discreta, pero con un aumento de beneficios nada desdeñable, Thom Browne ha experimentado un aumento de un 122% en sus ventas, Giorgio Armani –firma creadora del traje desestructurado y la favorita de los lobos de Wall Street– de un 44% y Zegna de hasta el 33%.
Ahora bien, ¿por qué este amor desmedido por vestir formal de nuevo, como si la oficina fuera nuestra segunda casa? Haciendo un primer análisis, la explicación más sencilla es apelar a los mecanismos habituales de la moda. Desde el invierno de 2019 se lleva anunciando el fin del streetwear y, como en todo, cuando un concepto se agota, el movimiento natural es virar al polo opuesto, que en este caso es la elegancia clásica. Además, entre medias nos pilló una pandemia, lo que hizo que estuviérmaos meses confinados en casa haciendo del chándal nuestro uniforme de trabajo. Por ello, una vez acabado el encierro, surgió la necesidad de quitarse el pijama, vestirse con algo diferente y, por supuesto, salir de casa.
Una década después de abrazar aquella moda urbana y como tantas otras veces ha sucedido en la historia, la acción lleva a la reacción; esto es, si hace unos años vestir con chándal y zapatillas era el mayor descaro del mundo, hoy lo más osado es vestir formal, de ahí que estilos como el preppy o el grandpacore hayan triunfado en las últimas temporada, y ahora toca el turno del Corpcore. Eso sí, no de manera literal a como se hacía antaño. La historia deja poso, y en el nuevo vestuario de oficina se aprecian ciertas reminiscencias streetwear con cortes holgados y oversize o con combinaciones de blazer con prendas deportivas como algunas zapatillas retro.