Paris celebra a una mujer excéntrica con Rabanne, Isabel Marant y Hodakova

Traducido por

Hernandez Sebastian

Publicado el



7 de marzo de 2025

A medida que avanza la Semana de la Moda de París, surge una nueva imagen de la mujer. Junto a la mujer poderosa con traje y tacones de aguja o la seductora con negligé de encaje, emerge una mujer más compleja, que se aleja de los clichés habituales. A ella le gusta vestirse con ropa bonita, sofisticada e inusual. En medio de las colecciones muy concretas y comerciales que se han mostrado hasta ahora, parece surgir un nuevo deseo por la moda. Los indicios de ello se pudieron sentir el jueves en Rabanne, Isabel Marant y Hodakova.

Rabanne, otoño-invierno 2025/26 – ©Launchmetrics/spotlight

El cuarto día de esta semana parisina dedicada al prêt-à-porter femenino otoño-invierno 2025/26 estuvo marcado por una explosión de materiales en Rabanne. Desde los más cálidos como la lana, la cachemira y la piel hasta los más evanescentes como las lentejuelas y los velos transparentes, pasando por el plástico y el cuero. Chocan, se mezclan en una misma prenda de forma inesperada, a menudo contrastante. Se combinan entre sí, a veces de forma evidente, y se fusionan para obtener un resultado impactante y refrescante.

El director creativo Julien Dossena infunde con audacia un vestuario funcional, más reservado para el aire libre, con toques glamurosos y festivos, revolucionando el vestuario invernal. Los abrigos confeccionados en paño de lana gruesa o tejidos con hilos mixtos están forrados con lentejuelas plateadas, que irradian luz en ciertas solapas o cuellos. Un voluminoso pelo efecto zorro realza estos mismos abrigos, apoderándose del cuello y los puños.

Colas de castor adornan vestidos con grandes volúmenes acolchados que giran con gracia. Finos flecos metálicos sobresalen del forro de un abrigo de paneles, reforzando la sensación de movimiento en un remolino brillante. Del mismo modo, las faldas confeccionadas con tiras forradas de piel añaden un lado salvaje a ciertos conjuntos.

Las solapas se duplican en abrigos y chaquetas, disponibles en diferentes materiales y colores, o se llevan dobles, multiplicando las combinaciones posibles. Blusas y cuellos altos cubiertos de lentejuelas y cristales se insinúan en el armario como una segunda piel, combinados con faldas de lana. Dos materiales opuestos, que también se combinan en los vestidos de noche, mientras que los cristales iluminan los sombreros de cazador con largos cordones forrados de piel. Por último, pero no por ello menos importante, un plástico transparente envuelve diversos vestidos de encaje y un bolso o se transforma directamente en una gabardina.

En Isabel Marant, cuando empiezan a sonar las primeras notas musicales, llenando de decibelios la gran carpa que acoge cada temporada el desfile en los Jardines del Palais Royal, el tono está marcado. Mientras los focos giran en el espacio, la noche promete ser larga y muy roquera.

Isabel Marant – otoño-invierno 2025/26 – Moda femenina – Francia – París – ©Launchmetrics/spotlight

La mujer Isabel Marant, recién salida de la oficina con sus vestidos y trajes de franela gris y sus conjuntos de rayas, tiene un deseo furioso de divertirse. Se quita los pantalones, quedándose solo con la chaqueta cruzada, que ciñe con un cinturón de cuero, transforma su camisa en un minivestido y se pone unas sensuales medias de encaje, sobre unas botas cortas de tacón de aguja.

Todo está aderezado con un toque de rojo, que recorre su armario en un pequeño jersey, una chaqueta, un abrigo, zapatos y conjuntos tartán ultracortos. Un espíritu punk flota en el conjunto a través de ojales que decoran los tops de cuero, grandes imperdibles llenos de charms metálicos, que sirven de broches, y cadenas, que salen del ojal o hacen de martingalas en la espalda de un abrigo.

Hodakova, otoño-invierno 2025/26 – ©Launchmetrics/spotlight

 
Tras su espectacular desfile de la temporada pasada, se ha generado mucha atención en torno a Ellen Hodakova Larsson, quien ganó el Premio LVMH 2024 con su marca Hodakova, fundada en 2021 en Estocolmo. El entusiasmo fue aún mayor cuando la diseñadora sueca, que ha estado desfilando fuera del calendario en París desde 2022, dio sus primeros pasos el jueves en el calendario oficial de la fashion week. Pero su nueva colección, presentada en la Maison de la Mutualité, fue un poco decepcionante ante las expectativas.

La diseñadora es conocida por su enfoque sostenible y su forma de utilizar objetos cotidianos o prendas destinadas a ser desechadas para darles una nueva vida, deconstruyendo la prenda para recomponerla en otra forma, a menudo inesperada. Después de los cinturones y las cucharas de las últimas temporadas, ha elegido los pantalones como su nuevo terreno de juego. Diferentes pares, todavía equipados con sus cinturones, se desmontan y se recomponen en mangas y chaquetas cruzadas.

En otros momentos, la idea de la pernera del pantalón se desvía y se amplía para crear vestidos rectangulares sin mangas, que aprisionan el cuerpo, reconocibles por el cinturón que los bordea a la altura de los hombros. Más adelante, un pantalón se transforma en una falda. Otro se coloca sobre la cabeza y se perfora para dejar pasar sólo la cara, como el bonete de una monja… en franela gris. Nuevamente con un agujero en el medio para dejar pasar la cabeza, un pantalón descansa sobre un hombro como una estola, con su voluminoso cinturón.

Sin coser ni doblar, los pantalones se utilizan para confeccionar tops y vestidos largos y sin forma, conservando las trabillas y el cinturón, que a veces dificultan la marcha. Estos mismos cinturones de cuero negro salen disparados como chorros de una fuente, sujetos a túnicas o faldas negras. A veces moverse con estas prendas parece tan complicado que las modelos pierden piezas por el camino.

Al igual que la temporada pasada, Ellen Hodakova Larsson ofrece conjuntos confeccionados con cremalleras y gorros de piel, mientras que esta temporada introduce instrumentos musicales en su armario. Un violín hace las veces de sombrero y un tambor de minifalda, sostenidos firmemente con ambas manos por la maniquí. Un modelo final avanza con pequeños pasos, agarrada a un violonchelo; una nota falsa de más.
 

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