¡Tu carrito está actualmente vacío!

Regaliz, el radar de las tendencias de moda en Las Palmas de Gran Canaria
Una tienda que es capaz de mezclar varios estilos de moda en un mismo lugar, en un ambiente fresco y desenfadado, y que ofrece marcas exclusivas son algunas de las características de Regaliz Funwear.
«Como nos dijo una vez un proveedor, somos la punta del barco que va rompiendo el iceberg», señala su propietario Jorge Toledo. Este emprendedor canario acaba de abrir su segunda tienda en la calle Juan Manuel Durán 33, en la zona de Mesa y López, con una estética totalmente renovada. «Me gusta que la decoración se adapte al lugar y no al revés». El local, de 280 metros cuadrados, con estética metalizada y tonos más llamativos, se aleja -solo en apariencia- de su alma mater, la tienda ubicada en la calle Cano 5, y que continuará abierta en la zona de Triana.
Jorge echa la mirada atrás y recuerda los inicios de Regaliz hace 15 años con un pequeño local en Santa Brígida, centrada en ropa para niños. «Tenía 25 metros cuadrados y lo llevaba mi tía Eva. Cuando me incorporo, le damos el giro hacia el público de jóvenes, ahí empieza a irnos muy bien». Después llegaría el salto a Las Palmas de Gran Canaria, al pasaje de San Bernardo, y finalmente, a la calle Cano 5, lugar donde Regaliz Funwear se consagra.
Una carrera de fondo
«No se puede comenzar un negocio queriendo ser desde el inicio una tienda perfecta de Instagram, hay que empezar desde cero». Este licenciado en Empresariales y campeón nacional de ciclismo, tuvo claro desde muy pronto que la apuesta tendría que ser la exclusividad y las marcas diferenciadas. «No se trataba solo prendas que estuviesen de moda en otra ciudad, sino también que fuese una alternativa». Jorge comenzó a traer ideas de lo que veía entonces en la calle Fuencarral, en Madrid, o en el barrio de El Born, en Barcelona. Ahora, años después, el radar para detectar tendencias está puesto en Londres, Nueva York, Corea del Sur o Tokyo.
Huye de los conceptos de moda urbana, «no me gusta encapsular», subraya. A él lo que realmente le apasionan son las tendencias, ya sea en la moda, en tecnología o en marketing y la apuesta actualmente va de la mano de la sostenibilidad. «La moda ha dejado de ser una de las industrias menos sostenibles, quizás porque la legislación ha obligado a ello», además de que «ser sostenible se ha convertido también en una moda en sí». Aun así, Jorge asegura que para algunos clientes los precios de productos sostenibles no son siempre asequibles.
El gusto por la moda viene ‘de fábrica’
Este buscador de «pepitas de oro», como a él mismo le gusta definirse, no puede negar que lleva la moda en la sangre. Su abuela Nelsy Chelala, es una conocida peletera canaria, y su tía Eva, la primigenia en la historia de Regaliz. «El emprendimiento y el mundo de la moda ya lo tenía en vena».
Pero en su local se cuela la vanguardia y la innovación, como las mochilas Gaston Luga, las zapatillas Veja, la ropa de Blue Banana brand, o las zapatillas de Gola, «esta última una marca que vendimos hace 12 años y que está volviendo de nuevo y nos ha pedido que formemos parte de su relanzamiento». Entre tantas marcas internacionales, su propio sello de ropa Chela Clo ha participado en Moda Cálida. «Llegamos a cerrar incluso un desfile, aunque nos hemos centrado ahora solo en camisetas y accesorios». Pero los estilos van desde los más alternativos, a los aventureros o los ‘preppy’ -entre el estilo clásico y la estética universitaria-.
Los retos del pequeño comercio
Para este joven empresario, que ya cuenta con una dilatada carrera a sus espaldas, los problemas que atraviesa el pequeño comercio tienen que ver con estar conectados a Internet y la capacidad para vender online. «Canarias es ahora mismo de los sitios más complicados para eso debido al impuesto diferenciado. Mientras que en el resto de Europa no hay fronteras, un empresario de Cádiz puede vender a Copenhagen sin pasar por aduanas. A los canarios, en cambio, vender nos cuesta el doble y además debemos pasar por aduana todo lo que supere los 21 euros. En cambio, otro comerciante europeo, chino o americano puede entrar aquí con un producto de menos de 150 euros».
Eso, resalta, es la competencia a la que tiene que enfrentarse, así que «más te vale vender cosas de más de 21 euros». Para crecer en ese sentido, asegura que es necesario tener un centro logístico en Península. «Hasta que nuestras autoridades no entiendan eso y exijan que se nos iguale, los comercios irán cerrando cada vez más en las Islas, o en todo caso, reconvirtiéndose».
Suscríbete para seguir leyendo