Basta con poner oreja a cualquier comentario sobre moda para encontrar rápidamente la conclusión estrella: “Cualquier tiempo pasado fue mejor”; y si no en esta misma forma, sí en esencia. La contrariedad que nos genera lo nuevo nos lleva a aferrarnos a lo conocido, y lo conocido es lo pasado, lo que ya hemos convertido en clásico por costumbre. Sin embargo, en lo que no siempre reparamos es en dos cuestiones esenciales: que aquellos clásicos un día fueron disruptivos y que hoy lo clásico está de alguna manera asociado socialmente a la caspa. Entonces, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor o huele a naftalina? ¿En qué quedamos?
Si echamos un ojo a las pasarelas de la temporada, parece que las firmas de lujo se han puesto de acuerdo en algo: lo clásico está de moda. En el sentido más estricto de la palabra, el bautizado como Officecore –eso de inspirarse en el traje de oficina de toda la vida para vestirse– es una de las tendencias más punteras. Los trajes, las camisas y las corbatas se han multiplicado en los shows recientes experimentando infinidad de versiones. El versátil gris ha sido el color más repetido, los cárdigans la prenda mas de moda y los abrigos de corte sastre se estiran hasta casi rozar el suelo.
Saint Laurent otoño / invierno 2024 – 2025.GoRunway.com
Louis vuitton otoño / invierno 2024 – 2025.GoRunway.com
Drôle de Monsieur otoño / invierno 2024 – 2025.Cortesía de Drôle de Monsieur
Dsquared2 otoño / invierno 2024 – 2025.GoRunway.com
No es la única revisión de los clásicos, en ese tiempo pasado que dicen que fue mejor también tienen cabida el preppy de los niños pijos o el grandpacore –eso de vestir como nuestros abuelos, el grunge de los rebeldes y hasta el estilo Western que tantas buenas sobremesas de verano nos ha proporcionado en España. Todos ellos clásicos que hoy se ponen de nuevo sobre la mesa como si fueran lo más moderno del mundo, pero que en su momento fueron una locura: los trajes de Wall Street se consideraban excesivos, llevar los vaqueros de trabajo en la calle era todo un desacato a la autoridad, los niños bien desafiaban a sus padres mezclando la ropa formal con la deportiva y qué decir del grunge antisistema.
Tanto tiempo en chándal y zapatillas (sacados en su mayoría de las décadas de los 80 y los 90, no porque se lo hayan inventado recientemente) que ahora abrazamos lo que, simplemente, habíamos olvidado al fondo del armario. Lo mismo que ahora se etiqueta otra vez como “nuevo”, aunque no lo sea. Es entonces cuando, paradójicamente, se genera el comentario a la inversa: no hay nada realmente novedoso, siempre es lo mismo, las modas siempre vuelven… ¿Qué queremos entonces, algo clásico o algo moderno? ¿Son acaso estos términos excluyentes?
Emporio Armani otoño / invierno 2024 – 2025.GoRunway.com
Prada otoño / invierno 2024 – 2025.GoRunway.com
Cuando Sabato de Sarno presentó su primera colección para Gucci y fue interrogado sobre el clasicismo de su propuesta, el creativo respondió con rapidez: “La gente dice que le encantan los cambios, pero en realidad no le gustan”, y nada puede resumir mejor el momento actual. Así que aquí cada uno ha hecho de su capa un sayo y donde dije “digo” digo “Diego”: lo urbano queda atrás por obsoleto –más de una década llevamos amasándolo– y lo clásico regresa como nuevo. Es un cambio, sí, pero a lo de siempre, al confort, a la tabla de salvación de un tiempo pasado que, dicen, fue mejor, aunque actualizado al presente. Una ironía más de la moda que conquistará la calle en los próximos meses.
*Artículo originalmente publicado en el número 304 de GQ España.