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El desfile Otoño-Invierno 2025 de Willy Chavarria en la Semana de la Moda Masculina de París, fue un acto colectivo de esperanza
La declaración de Chavarria en París comenzó al tono del cantante Dorian Wood en un vestido de escote de volantes exagerados, exclamando en su canto “¿por qué la indiferencia?”, mientras el primer modelo emergía en un traje rojo en terciopelo, cortado alla-Chavarria: proporciones cuadradas y maximalistas, sin escatimar en tela, rayando en una silueta al estilo workwear. La sastrería, frondosa cuando se trata de Willy, es ahora producida en Italia, “quería mostrar una percepción un poco más elevada de la marca, moviéndonos más hacia Europa”, explicó el diseñador acerca de su expansión en el sector de lujo.
Siempre enfocado en la inclusión, la colección no ignora otros mercados, “hay telas italianas, con precios más altos, pero también estoy ofreciendo otros productos a precios más accesibles bajo la misma etiqueta”, comenta Chavarria. La firma comienza también a expandirse al mercado de mujer con esta colección: nombres como Indya Moore, Valentina Ferrer, Hiandra Martinez, Honey Dijon, Paloma Elesser y Becky G fueron algunas de las encargadas en debutar los estilos que ofrece Willy Chavarria para “celebrar la figura femenina”, como los vestidos de cóctel, el vestido bustier con estructura en el corsé y trajes de cintura acentuada.
Willy Chavarria ha crecido tanto en tamaño como en popularidad, y su crew –muchos de ellos estrellas que caminaron la pasarela como J-Balvin, Ozuna y Marlon Chito Vera– aparece cada vez que se les necesita. Cada rostro y realidad estuvo presente en el elenco del show para contar una historia distinta, desde el creador de contenido franco-argelino, Lyas, la modelo dominicana Lineisy Montero y la boricua Amara Gisele, hasta el fotógrafo dominicano-estadounidense Luis Alberto Rodriguez.
El nacimiento de “Tarántula”, como tituló Willy Chavarria su colección Otoño-Invierno 2025, coincidió con el tenso periodo de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. El diseñador tejió un relato que buscaba capturar una sensibilidad global y sofisticada, una que sirviera de inspiración para personas racializadas y queer a mantenerse resistentes y resilientes.
Esta intención alcanzó su clímax en los momentos finales del desfile, cuando figuras combativas irrumpieron en la pasarela: boxeadores de cuerpos esculpidos y tatuados que caminaron con una marcha decidida, miradas feroces y un aire de desafío. Los últimos looks parecían un llamado al combate, no solo estilístico, sino existencial, reafirmando que la moda de Chavarria es tanto un acto de creación como una invitación a la resistencia.



