El abrigo de pelo para hombre es el mayor símbolo de opulencia en 2025, según los desfiles de Milán y París

La redignificación de los abrigos de piel ocurrirá en los años 90, la década de oro del streetwear. Será entonces cuando los artistas negros del hip-hop y del rap los recuperen para seguir el ejemplo de sus antecesores del jazz -es decir, reivindicar su poder y posición en una sociedad que se nutre a base de juicios contra la comunidad negra- y así replantear su trasfondo. A partir de entonces, ya entrados en el siglo XX, el fur coat se convertirá en mainstream gracias al comercio de segunda mano y la interpretación sintética por parte de marcas de moda rápida, factores que facilitarán su accesibilidad pero que también harán que pierda parte de su significado. Sin embargo, las colecciones presentadas en los circuitos de las últimas semanas de la moda de París y Milán, donde este abrigo de pelo se pasea por la pasarela con texturas gustosas y volúmenes difíciles de ignorar, pretenden atribuirle de nuevo esa dosis de glamour por el que esta prenda fue el símbolo de máximo poder en siglos pretéritos.

Abrigo de pelo para hombre sí, abrigo de pelo para hombre no: el eterno debate que puede frenar la tendencia y abandonarla en las fashion weeks

Si has leído el principio del texto con atención, hemos hablado del abrigo de pelo para hombre como de una de las prendas más comentadas… que no de las más vestidas. Y es que, en casos especialmente particulares como el que aquí nos atañe, lo primero no tiene por qué implicar necesariamente lo segundo. ¿Quién tiene el veredicto? Como siempre la calle, entorno que le otorga viabilidad a estas propuestas de pasarela, con o sin las modificaciones pertinentes, y las hace factibles para la vida diaria.

Sin embargo, esta ‘transferencia’ es aquí especialmente compleja. Tan compleja como controvertida, para mayor honestidad. En primer lugar, por la cuestión más explícita y que mayor ruido genera en este debate: el uso de pieles de animales para la confección textil. Cuestión agravante si, además, estos cueros proceden de animales exóticos o incluso en peligro de extinción, si bien es cierto que han transcurrido ya años desde que las firmas de moda decidieron dejar de trabajar con estas pieles para sus colecciones (Chanel fue la primera que tomó partido en 2018, maison a la que posteriormente le siguieron Versace, Michael Kors, Gucci, Burberry, Armani y Prada, entre otros).

Hablamos de un debate que se ha polarizado desde la última década del pasado siglo y que, como sabrás, enfrenta a quienes por un lado defienden las convenientes propiedades y la mayor calidad de la piel natural contra quienes creen que la crueldad animal debería abandonarse porque no tiene porqués. En términos de moda, son varias las ocasiones en las que, aprovechando la plataforma y la visibilidad que proporcionan, los animalistas han llegado a interrumpir desfiles para defender sus causas -que, a favor o no, son totalmente pertinentes-. Ocurrió con Oscar de la Renta en 1991, donde tres activistas de PETA asaltaron la pasarela con un cartel que cubría sus cuerpos desnudos donde se podía leer “We’d rather go naked than wear fur” («Preferimos ir desnudo que vestir pieles», en español); con Victoria’s Secret en 2002, donde varias protestantes interrumpieron la salida de Gisele Bündchen según recoge un vídeo que a día de hoy es historia de la cultura pop; con Valentino, Versace y Jean Paul Gaultier ese mismo año; con Burberry en 2006, con Christian Lacroix en 2007 y más recientemente con Victoria Beckham en la presentación de su colección otoño / invierno 2024 – 2025.

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