Así son los estampados en tendencia de la primavera-verano 2025

Conoce todos los estampados que serán tendencia esta primavera-verano 2025

Con la mayoría de las tendencias de primavera-verano 2025 irrumpiendo ya en nuestros armarios (o al menos, en nuestras wishlist) llega la hora de profundizar en ellas y designar cuáles serán los estampados que nos acompañarán durante esta estación. Frente a colores como el marrón chocolate, los cítricos o la plata, que añaden versatilidad y novedad frente años anteriores, los prints vuelven sobre sus pasos para apostar sobre seguro. Muchos de ellos ya fueron parte del estío anterior, con clásicos de ayer y siempre. Infalibles una vez llega el buen tiempo, como los lunares, o sinónimo de vacaciones en la costa: un entorno en el que las rayas no pueden faltar. La inspiración diferenciadora viene dada, en este caso, por veranos igual de reales -pero menos idealizados- que aquellos enmarcados por palmeras. El tartán nos traslada a las Highlands, acercándonos a una paleta cromática más propia del otoño y capaz de animarnos para poner rumbo al norte. Un frío que se traslada también a texturas como la piel de cocodrilo o serpiente, que poco a poco relevan al cálido leopardo. Por otro lado, los años 80 se asientan con estampados gráficos y florales cercanos al neón, con el toque pop que caracterizó esta era.

Jardín ochentero

La primavera no podía empezar de otra manera: las flores brotan en la moda al igual que lo hacen en la naturaleza siempre que arranca esta estación. Ahora bien, para la primavera-verano 2025 surgen con un romanticismo kitsch en el que predominan los patrones minúsculos. Un tópico vegetal que vuelve año tras año y del que ya es imposible escapar (casi puede oírse de fondo ese irónico «Florals? For Spring? Groundbreaking» [¿Flores? ¿Para primavera? Innovador] de El diablo viste de Prada), aunque la tendencia todavía demuestra que tiene la capacidad para reinventarse. En esta ocasión gracias a una suerte de papel pintado, que tendría cabida en la decoración más opulenta de una mansión palaciega, y que cuenta con un twist moderno. Más es más, según Vivienne Westwood, que incluye varias prendas estampadas de colores diferentes en el mismo look. Una opción maximalista que Victoria Beckham respalda y lleva a su terreno.

Todo ello, con un punto brillante: colores saturados y contrastados que destacan, al estilo de Comme des Garçons, recordando a la paleta cromática que bañó los años 80. Toques de neón aquí y allá, que quedan diluidos en Rabanne o Vetements. Sin embargo, la inspiración que ha aportado esta década queda clara en los estampados multicolor. Ahora sí, alejados de cualquier rosa, orquídea o margarita. Palabra de Bottega Veneta y Louis Vuitton.

Escapada a Escocia

Olvídate del vichy pastel, este no es un verano mediterráneo de helados al sol. La brújula señala al norte y trae consigo prendas de origen celta donde el tartán es el rey. Junto a éste, pigmentos terrosos que asociamos más con el final de septiembre y el principio del otoño: verdes, ocres y marrones que tiñen los cuadros de Acne Studios. La marca de Estocolmo los propone en ‘total looks’ donde las faldas y las camisas se coordinan, con esta forma geométrica en distintos tamaños y tonos. Tod’s aplica la misma fórmula, esta vez con pantalones, mientras que The Row los idea en vestidos completamente rectos que prescinden de marcar silueta. Ya fuera del tradicional tartán, el estampado de cuadros queda representado en colecciones como la de Christian Wijnants, con conjuntos de pijama que saltan a la calle, así como en la de Schiaparelli, que deja ver sus versiones más sencillas en blanco y negro. Una variedad oscura perfecta para los días nublados, más allá de lo habitual y que, sin duda, nos arropará durante el entretiempo. Las que más saben de moda ya han empezado a sumarlo en sus outfits de street style junto a botas cowboy y bolsos con tachuelas; señal de que seguirán a nuestro lado cuando los días de verano lleguen a su fin.

Adiós leopardo, bienvenidos reptiles

No hay de qué preocuparse, las amantes del estampado de leopardo podrán seguir llevándolo durante los próximos meses. Sin embargo, ya no será la primera opción. Si bien este se ha convertido en un nuevo neutro, imprescindible para añadir color en el día a día, en cuestión de ‘animal prints’ se está produciendo un sorpasso lento que da protagonismo a otros. Hablamos de aquellos que replican la piel de la serpiente y el cocodrilo, invitándonos a dejar la sabana para adentrarnos en climas más húmedos. Dries van Noten los agrega en todas las categorías, desde abrigos a bolsos, aportando un contraste de texturas que se puede replicar fácilmente. Incluso en los estilismos más casuales bastará con añadir un accesorio o prenda con este (al igual que ya hacemos con el leopardo) para apuntarnos a esta tendencia. Roberto Cavalli convencerá a las más arriesgadas, al inclinarse hacia la opulencia con camisas y pantalones a juego.

Puntos a favor del buen tiempo

Veraniego como ningún otro estampado, los lunares se hacen de nuevo con el guardarropa para aportar un punto femenino y sofisticado. Frente al resto de alternativas, suponen una referencia típica a la que aferrarnos al representar esta época del año y las altas temperaturas. Si el resto de opciones son demasiado otoñales para ti, esta será tu favorita. Carolina Herrera y Nina Ricci presentaban en sus respectivos desfiles los vestidos perfectos con topos, al tener en cuenta el infalible blanco y negro con múltiples posibilidades de faldas. Se contemplan amplísimas, para cenas especiales o eventos y también las mini faldas. Valentino, a través de una moda sartorial y de tintes masculinos, baña sus trajes en marrón chocolate. Oficialmente, el que promete ser el color del año.

Días de playa (y oficina)

La productividad ha ganado la batalla y, aunque vayamos a tener tiempo para relajarnos y olvidarnos de las responsabilidades diarias, el ‘corpcore’ no descansa. Esta estética, unida al ‘power dressing’ propio de 1980, recoge los códigos del vestuario de oficina y los recupera para vestir tanto dentro como fuera de esta. Así, las rayas marineras y las rayas diplomáticas coinciden en el mismo tiempo y espacio, en una lucha de poder entre el descanso y las fechas límite. Un equilibrio en el que la longitud de las prendas y la colocación de las líneas marca las diferencias principales entre uno y otro. Ejemplo de ello es Chanel, con micro shorts y jerséis de punto a juego, combinando rosa y naranja. En el otro extremo, Saint Laurent, con la misma coordinación de prendas superiores e inferiores, esta vez con blazers, colores neutros, rayas verticales y pantalones que llegan a arrastrar por el suelo. Stella McCartney secunda este último de un modo mucho más apacible, apto para escapadas fuera de la ciudad. Para la diseñadora, las rayas con lentejuelas son un punto de encuentro entre la seriedad y el desenfado, y además, en algunos estilismos hay espacio para los pantalones pirata. Una silueta con la que coincide Collina Strada.

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Por Nuria Luis