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SOMIA | Somia, el sueño de moda sostenible, solidaria y en clave femenina de Anna Sorli
Somia es la pasión y el sueño cumplido en el mundo de la moda para Anna Sorli (Barcelona, 1965). La tercera generación ya en el Grupo Sorli lleva una década de administradora, tiempo durante el cual ha sido artífice de la modernización de la cadena de supermercados, que echó andar en 1923 en el barrio del Poblenou de Barcelona, cuando su abuelo, Francesc Sorli, abrió un colmado en la calle Pere IV. Los súpers llegaron luego, impulsados por su padre, Jordi, a partir de los 70 y 80. «Entonces se llamaban Sorli Discau, mi padre estaba orgulloso del nombre. Se le ocurrió después de visitar a mi tío, en Suiza. Cogió ‘discount’, en inglés, y lo catalanizó a su manera. Pero ahora ya no tenía sentido», explica Anna, que cuenta que él no se tomó aquello a mal: «Sigue siendo el presidente del grupo, a sus 90 tiene una cabeza muy lúcida», observa.
Aunque estudió en IDEP lo que es su verdadera pasión, Diseño de Moda, y hasta hizo sus pinitos con la ropa, lanzando con una compañera de clase la marca de blusas Salamandra, que no duró mucho, lleva 30 años ligada a la empresa familiar, que hoy cuenta con 105 supermercados, 6 Sorlinyam, 16 cafeterías, 2 restaurantes, 1 hotel, 5 gimnasios y el complejo Emocions de Vilassar de Dalt (hotelero, deportivo y comercial), ubicados todos en Catalunya. En 2015, dejó la dirección de marketing para situarse al frente del grupo.
Coincidió ese cambio con el divorcio traumático de su marido, hasta entonces director general, y poco después, con un episodio aún más dramático: una trabajadora de uno de sus supermercados en Premià fue asesinada por su marido. «Todo aquello me hizo reflexionar mucho», confiesa durante el encuentro con este diario.
Anna viste de blanco de pies a cabeza: capa de punto, pantalones de pana de pata de elefante y unas zapatillas a juego. Ropa cómoda de tejidos orgánicos y líneas atemporales y versátiles de su propia firma, Somia, el proyecto en el que está volcada desde 2020, donde canaliza su ilusión juvenil por la moda.
Compromiso sostenible y social
Ella misma se encarga del diseño de todas las prendas de las dos colecciones que ven la luz cada año, «auténticos básicos de fondo de armario de alta calidad», subraya. A pesar del cargo, huye del traje -«nunca he llevado uno completo»- y abraza el confort. «La comodidad y la libertad de movimiento son el eje central de nuestros diseños, sin olvidar los detalles que realzan la personalidad y feminidad de la mujer actual y empoderada -señala-. Nuestras piezas están pensadas para mujeres que buscan frescura, dinamismo y, sobre todo, están comprometidas con la sostenibilidad y el bienestar social».
Desde que lidera la empresa, no solo le ha acortado el nombre y modernizado el logo y las instalaciones, también ha incorporado «personas estratégicas», y ha puesto todo su empeño en apoyar a las mujeres con políticas de igualdad. No solo dentro de su cadena, donde actualmente trabajan 2.200 personas, de las cuales el 64% son mujeres, sino también en otras empresas. Así, en 2020 vio la luz la Fundació Sorli, que se dedica a la formación y acompañamiento para fomentar la igualdad y eliminar las violencias machistas en el entorno laboral.
Por y para mujeres
Una filosofía que de alguna manera tiñe también su marca de ropa. «Además de enfocarse a mujeres, también está hecha por mujeres». Es el lado solidario de Somia, cuya producción es de proximidad. En Mataró se produce el punto de algodón en Igualada el tricot y de algunas prendas se encargan la Fundación Ared, que trabaja para la inserción laboral de mujeres en situación de vulnerabilidad, y la Fundación Nou Xamfrà, de inserción de personas con discapacidad intelectual, que remata los complementos.

Personas de la Fundació Ared y Nou Xamfrà cosen algunas prendas de Somia, como se lee en la leyenda de su etiqueta. / EPC
También elaboran la línea ‘Ave Fénix’, un claro ejemplo de la apuesta de Somia por la moda circular, pues estas prendas transforman cazadoras y pantalones de segunda mano en bolsos y vestidos exclusivos. «No hay dos iguales -recalca Anna-, cada pieza es una obra de arte que ha renacido de las cenizas».
Precisamente, por esta apuesta por la sostenibilidad, Somia recibió el año pasado el premio a la mejor empresa emergente que otorga la 080 Barcelona Fashion y el Rec.0.
Pájaros y calas
La última colección de invierno está inspirada en la naturaleza. «A cada prenda le he puesto un nombre de un pájaro. ‘Rossinyol’ (ruiseñor), ‘gavot’ (alca torda)… Porque me gusta dar a conocer cosas. Al final, solo puedes querer aquello que conoces», asegura la diseñadora, cuya última línea está llena de azules plomo, verdes ciprés, camel, marrón chocolate y crudos.
Todas las prendas y complementos están expuestos en la tienda de Somia en Barcelona. Un local de 200 metros en la calle Rosselló, número 247, que justo este mes celebra el segundo aniversario de su apertura. La segunda tienda de la marca, que abrió un año antes, está en Sant Cugat (Santiago Rusiñol, 3).
«En la colección de verano siempre me inspiro más en nuestro Mediterráneo. La próxima tendrá mucho de Cadaqués y cada prenda llevará el nombre de una cala de la Costa Brava», avanza Sorli.
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