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cómo el vestido más polémico se ha terminado convirtiendo en el más aburrido de las alfombras rojas
No importa si se trata de la la gala de los premios Oscar, de la alfombra roja de la gala MET o si es la premiere de la última película de moda. Tampoco importa si es verano u invierno, ni la ciudad en la que nos encontremos, de hecho, casi el dresscode del evento casi es irrelevante si hablamos de un vestido que se repite sin cesar: el llamado naked dress.
Lejos de ser una tendencia nueva en lo que respecta al estilo de las famosas, los comienzos del naked dress se encuentran en los años 20 y 30, cuando las flappers comenzaron a dar forma a tendencias de moda mucho más atrevidas, aunque por aquel entonces no era, ni mucho menos, transparente o desnudo. Años después, Cher se convertiría en una de sus grandes precursoras, quien lució dos vestidos casi invisibles de Bob Mackie, tanto en la Met Gala de 1974 como en los premios Oscar de 1988 habiéndose convertido estos en dos de los estilismos más memorables de la artista.
Años después llegarían otros dos vestidos desnudos icónicos: el vestido de Versace que Elizabeth Hurley llevó a la premiere de Cuatro Bodas y un Funeral, en 1994, y el Jungle Dress de Jennifer López, en los premios Grammy del año 2000 y que fue tan buscado que llevaría a la creación de Google Imágenes. Estos dos vestidos tienen la particularidad de no ser totalmente transparentes o de tonalidades nude, como imaginamos actualmente el naked dress, sino que juegan a revelar piel gracias a cut outs, aberturas y escotes imposibles, demostrando que no existe una única versión de este vestido.
Las celebrities que han recurrido a este tipo de vestido a lo largo de los últimos años dando pie a estilismos icónicos no han sido pocas. No hay más que pensar en el icónico vestido transparente de Givenchy que usó Beyoncé en 2015 o el vestido de Swarovski (con 216.000 cristales, para ser exactos) con el que Rihanna recogía el premio a Icono de la Moda del CFDA en 2014.
¿Ha llegado el fin del naked dress?
Lejos de ser algo rompedor a día de hoy, ha sido tal la fiebre por este tipo de vestido que ha terminado por convertirse en algo demasiado previsible. La mejor prueba de que estamos a punto de tomarnos un respiro de este tipo de vestidos ha llegado con la primera alfombra roja del año: la de los Globos de Oro. Por primera vez en años, no ha habido ni un solo naked dress sobre su alfombra roja o, al menos, no la han dominado. Sin embargo, las celebrities han encontrado el perfecto sustituto, habiendo llevado infinidad de vestidos con profundos escotes en la espalda.
Los vestidos con escotes en la espalda se convierten en la mejor alternativa al naked dress.
De la misma forma que revelar tanta piel supuso toda una revolución hace años, ahora el naked dress parece haberse estancado, repitiendo las mismas fórmulas una y otra vez. Sin duda, las opciones que reinventan este vestido y pintan, por ejemplo, un cuerpo desnudo sobre el tejido, como los diseños body revealing de Jean Paul Gaultier, Balmain o Y/Project, resultan mucho más frescas e interesantes.
Sobre el fin de este tipo de vestidos le hemos preguntado al diseñador Nicolás Montenegro: «Estos vestidos tuvieron su esplendor en los años 2000, cuando estábamos viviendo una época de bonanza económica. A día de hoy, creo que se han vulgarizado por culpa del fast fashion, que los fabrica con mano de obra barata y en tejidos que hace que no luzcan igual. También es cierto que llevamos más de 15 años con el naked dress y ya es hora de cambiar. Creo que hay que recordar una máxima que siempre funciona en moda, y es que insinuar siempre funciona mejor que enseñar», explica.
Sin duda, la industria al completo parece estar lista para despedirse de estos vestidos al menos, por algún tiempo.