una revolución polémica entre la moda, la salud y la presión social

Hoy es muy común, pero el sujetador o sostén es una invención relativamente reciente. Esta prenda de ropa interior marcó un antes y un después en la moda, la salud femenina y los debates sobre el cuerpo de la mujer. Detrás de este accesorio hay una historia compleja de moda, cambios sociales y reinvindicaciones.

Y es que el sujetador ha sido mucho más que una prenda de ropa interior: ha reflejado los valores, las tensiones sociales y los cambios de cada época. Nació como una alternativa más saludable al corsé, se convirtió en símbolo de feminidad normativa y, ahora, se convierte en elección personal en una época en la que la mujer reclama más que nunca su derecho a decidir sobre su cuerpo.

De los corsés al sujetador

Durante siglos, el corsé fue la prenda de ropa interior femenina por excelencia en Europa. Su función principal era moldear la silueta según los cánones de belleza de cada época, pero a costa de la comodidad y, muchas veces, de la salud. Los corsés apretaban las costillas y los órganos internos, dificultando la respiración y comprometiendo la salud.

Ya en el siglo XIX, algunos médicos empezaron a advertir de sus efectos negativos, mientras surgían movimientos feministas que criticaban su uso por considerarlo una forma de control social sobre el cuerpo femenino. Así, empezaron a surgir alternativas menos restrictivas y que daban más espacio al cuerpo para respirar, en sentido literal y metafórico.

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