Fueron una de las mejores parejas cómicas del cine y los dos están enterrados en el mismo cementerio | Sucedió Una Noche

En la historia del cine, pocas parejas han logrado una química tan natural y entrañable como la de Jack Lemmon y Walter Matthau. Juntos protagonizaron algunas de las comedias más recordadas del siglo XX, pero su conexión iba mucho más allá de los focos y los guiones. Eran amigos de verdad, compartían fines de semana, vacaciones y largas conversaciones, muchas de ellas sobre la muerte.

Una amistad forjada en el cine

Su primera colaboración fue En bandeja de plata, dirigida por Billy Wilder, el genio que supo ver en ellos una combinación explosiva de talento y carisma. A partir de ahí, vinieron títulos inolvidables como La extraña pareja (1968), Primera plana (1974), Aquí un amigo (1981), Dos viejos gruñones (1993) y su secuela Aún más viejos gruñones (1995). En pantalla, eran el yin y el yang: Lemmon, el neurótico y meticuloso; Matthau, el cínico y desaliñado. Pero fuera de cámara, eran inseparables.

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Salud frágil, espíritu fuerte

La salud de Walter Matthau fue siempre delicada. Ya durante el rodaje de En bandeja de plata sufrió un infarto. En 1976 fue operado del corazón, en 1995 le extirparon un tumor en el colon y fue hospitalizado varias veces por neumonía. Aun así, seguía trabajando, con una energía que sorprendía incluso a los médicos. Su esposa, Carol, decía que Walter era fuerte porque había vivido para hacer reír, y eso le daba una resistencia especial.

El 1 de julio del año 2000, Matthau falleció de un ataque al corazón. Tenía 79 años. Su muerte dejó un vacío enorme en el corazón de su amigo Jack Lemmon, quien apenas un año después, el 27 de junio de 2001, moría a los 76 años víctima de un cáncer de vejiga.

Un descanso eterno compartido

Ambos están enterrados en el cementerio de Westwood Village Memorial Park, en Los Ángeles, muy cerca uno del otro. Allí también descansa Billy Wilder, el director que los unió y que, en cierto modo, selló su destino como una de las parejas más icónicas del cine.

Su legado sigue vivo en cada escena y en cada diálogo. Lemmon y Matthau no solo hicieron historia en el cine, también demostraron que la verdadera amistad puede durar toda una vida.

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